A veces llueve tanto
que nos hace sangre
y en nuestros labios
pepitas de oro
ahuyentan
la melancolía de los cabellos.
A veces llueve tanto
que nos inunda el hambre
y cogemos los fusiles de viento
y nos echamos a la calle
a gritarnos
que no nos caeremos
sin volver a levantarnos.
A veces llueve tanto
que nunca escampa
y el sol es un acertijo
paro los niños
que siembran sueños.
tu eres un sol
Hermosos versos Luís!!!
¡Qué precioso poema, Luis! Un abrazo