Cómo no intentar sumergirme en esa mirada
que guarda el universo en sus ojos.
Tiene luz de oscuridades perpetuas
que aclaran los confines más desiertos.
Se ha llenado de vida
que por sus pies descalzos fue sintiendo,
dejó en la letanía de los años
un halo de farolas encendidas en el cielo.
Cómo no insistir adentrarme en su profundidad
en las horas que se mueren en mis dedos,
si con el fulgor de su vista
ha centelleado mis abismos más secretos.
Ha incendiado los rincones
cubiertos por el hielo
ése que congeló el fluir libre de mi dicha
y la dejó en el destierro.
Persistiré continuar frente a sus ojos,
le ofrezco permanecer alojado en los míos
aferrado a mi alma
y acunado por mis besos.
Viviana Lizana Urbina