Te amé tanto en vida que es ese infinito amor lo que me eleva al cielo y ser parte de la luna y las estrellas que desde hoy cuidarán de ti cada noche.
No puedo tocarte, aun estando frente a ti
Siento tu respiración y tu pausado aliento
Me miro en la profundidad de tus ojos y veo tanto amor
Y en vano intento tomar tu mano, asir tus dedos y besarte como solía hacerlo
Camino lentamente por todos nuestros espacios
Me gritan las fotografías con un velo incomprensible
Todo tiene ese aire nebuloso del que un día hablamos
Todo se ve bajo nubes que hablan de pasado y nostalgia
Hoy mi palabra es una, nada más una
¡Dolor!
Me duele tu dolor
Me duele el dolor del mundo
Me duele mi propio dolor
No sé si estoy despierta y sólo puedo recordarte
No tengo certeza de estar aún dentro de este mundo
Mas no veo la vía que me lleva al otro lado
No sé si siento frío o esa frialdad proviene de mi propio cuerpo
Escucho el silencio que me susurra con palabras lentas
Diciendo que el tiempo para estar cerca de ti perece segundo a segundo
Comienzo sin entender a perder sensación en mis manos
A dejar de pensar en lo que fue y fui en esta tierra
Ha cesado el dolor y se convierte en armonía
Te veo a un lado de ese cuerpo estático vestido de blanco
Y sabiendo que es mi mano la que amorosamente tomas
No siento, no puedo apretarte, no puedo corresponder a tu amor
¿Dolor?
No. No sientas dolor
Estuve a tu lado por muy pocas horas
Mas el cielo fuiste a mi conmigo a tu lado
Recuerda las lunas que vivimos juntos
Guarda en tu regazo mi vida y abrazos
Por fin me alejo siguiendo la luz infinita
La que ciega mi alma y alma y me atrae al cielo
La luz que será tu consuelo infinito
La luz que me convierte en centinela amoroso de tus días y noches
¡Aun desde el cielo, te amaré por siempre!
Amor que traaciende la vida y va más allá de la muerte…bellas letras Nora!!! Besos y abrazos todos querida amiga.
Gracias!! Te mando un abrazo de vuelta
Precioso!!, lo infinito del amor no acepta rupturas porque no las hay realmente, es una continuidad eterna y maravillosa, una dulce promesa…