Lejos quedaron los paisajes que configuraron las múltiples formas.
Descoloridos destellos que despedían las luces
tras los turbios cristales del ventanal
a través de los cuales se accede a la mente.
No quedaba resquicio de lo ocurrido en el sueño,
empequeñecidas quedaron,
comprimidas sin espacio ni tiempo,
se evaporaron sutilmente
las imágenes del todo y de la nada.
Quedó la realidad oscurecida
por el abandono en que amaneció el día
de la espesura de la noche vivida.
Semejanza a un viejo presente,
ilusión profanada del nuevo despertar
que se oculta tras el viejo cortinaje
de lo que fueron vidas en otros tiempos.
Ilusión que se escapa en el divagar mental.
Se entremezclan claroscuros que locuras llevan impresas.
Si no despiertan los recuerdos ¿de qué sirve soñar?
Se bloquea por necesidad o por decreto
todo aquello que la mente no puede procesar.
Aquello que permanece intacto,
que impactó en su momento
y por temor a dejarlo al descubierto
no se atreve la mañana a mostrar.
Pasajes solitarios de brumosa espesura,
fieras y animales difíciles de catalogar.
Formas monstruosas,
descomunales tentáculos siempre a la zaga
y dispuestos a su víctima a despedazar.
Se desconoce la procedencia,
imposible remover en el tiempo,
allí, en aquel rincón poblado de no recuerdos
permanecen los terrores que hacen acto de presencia
cuando la puerta de la mente queda abierta
y ninguna mano puede cerrar.
Pesadillas y sobresaltos,
sudor por mantener el sueño despierto,
más al abrir los ojos,
todo se ha convertido en neblina espesa.
Desaparecieron los nombres sin rostro,
las imágenes sin dueño.
Se oculta la pesadilla en su residencia
esperando otra noche aciaga
en la que el terror se libere de nuevo
y el horror quede otra vez sin determinar.
Imagen de la red
Muy lindo Marina!!! Un abrazo
Gracias Nora. Besos y abrazos muchos para ti. Feliz domingo amiga!!!