Dejó sus manos pintadas en las curvas de mi fuego medio Olvidó su olor en mi almohada
Se quedó una maleta llena de él sobre mi cama
Y aunque su cuerpo ya no estaba
Como ocurre cada que debe partir Yo continuaba abrazando su pecho El continuaba bebiendo los míos
Seguíamos funiéndonos en una estela constante de calor
Pasaron los instantes vacíos de la vida diaria
en donde la rutina te lleva al sin sabor sin vida
Aquellos instantes en que lo sabía latiendo en su andar cetrino,
en su mundo insípido
En los instantes del día en que no me encontraba yo
Y hoy, a las tantas horas cubiertos por la Luna llena
que espera vernos en fuego expresante
Luna infinita que aguarda cada noche
que aguarda por él, por mí
y por todos los amantes
Volvemos a yacer Abrasando nuestros cuerpos como tantas veces Como, casi la primera vez
Temblando de deseo por yacer junto a él
Tus manos me esperaban Las mías te aguardaban
Sin previos piensos ni rutinas vanas Arrancas los velos que cubrían nuestra figura
Las ropas que separan mi cuerpo y tu deseo
En un instante, bastando un solo instante
Muy bajo mi cintura tus manos me estremecen
Mis labios tiemblan al rozar los tuyos
Pasados los segundos el ritmo de tu movimiento
Tu navegar y tu aliento
Nos llevan hasta el cielo
Tus ganas que esperaron por mi responden perdiendo la calma
Y juntos tocamos a esa cómplice eterna
A esa luna testigo de tantas horas nuestras
De placer y dicha
Sin palabras Sin promesas
Sin tiempos
Y casi, casi sin esperanza
Libres y sin ataduras
En placer candente
En complicidad eterna con esta, nuestra luna,
Hoy sigo siendo tuya
Hoy sigues siendo mío