Siempre quedarán las Vegas,
para que ese amor prohibido florezca.
Jugaremos a la ruleta,
que la fortuna decida esta apuesta,
en el que en el strip póker,
perderemos la ropa puesta.
En el Black Jack sacaremos las cartas,
si nos pasamos
con un beso pagaremos.
Los dados decidirán nuestra suerte
y juntos,
seguiremos hasta la muerte el altar,
en el que sí quiero,
sea la última baza a jugar.
Subiremos a la suite,
beberemos champán,
gozaremos de nuestros cuerpos
sumergidos en el spa.
Con un baño de espuma
sellaremos este pacto
y con sangre besos lo firmaremos.
Siempre nos quedarán las vegas.
©Antonio Caro Escobar