Inmóvil ante la frialdad de mi realidad,
Al sonido del latido de mi corazón.
Temor, ojos que me dicen adiós.
Extraña sonrisa la que me trastornará,
Siendo preso de mi silenció observaré,
De alguna forma más dolor evitaré.
Apenas puedo escuchar el palpitar de mi sien,
Bajo esa la luna de fuego,
Sabré que no soy yo quien muere,
Ni aquel que ya vive.
Solamente soy lo que soy,
Alma viajera.
Un ser confinado en la nada,
Sangrando en un trono de hielo esperare,
Día tras día te esperaré
Suplicando al calor de una suave luz.
Y ante la eternidad de tus ojos me rendiré,
De algún modo quiero sentirlo así.
Tal vez necesito partir, no sé, quizá.
Pero me devora la obsesión de no volver a verte
Como la noche devora a la luz.
Nunca me había sentido así,
Un sueño de deseo fragmentado en odio
Por un simple adiós eterno
Aguarda en la oscuridad
Por la eternidad de tus ojos.
Solo déjame decirte Te quiero.
Vuelven los gritos de la despedida. Bravo, Gustavo. Besos
Gracias María
Besos Siempre