No creas que yo me he ido,
sólo espero escondido
bajo las piedras del río
agazapado en susurros.
No espero entendimiento
ni víctimas, sin remordimiento.
Un minuto de cabreo.
de nada, demanda el deseo.
Nadie merece sustos,
sólo quedan los bustos
que de cuando a vez parduscos
en mi vida se mueren de frío.
La calima se fue,
llegó la luz
a iluminar el camino.
Sólo se pierde si se juega
a decidir al destino
sólo daño se hace!
Sí que se hace.
Por eso desactivan
la cueva del pajarito:
para no perder su sitio.
Que nadie juegue más contigo.
Gustavo García Pradillo