Y en tu mirada una lágrima se aleja del camino,
un solsticio ennegrecido de dolor
marca la frontera de la soledad,
de ese destino que se fragua
con el fuego de un único sentimiento
contrastando con la risa
de quien habita en la cornisa del terror.
llega la blasfemia al cataclismo que está por llegar
desde Londres a Washington, pasando por La Vieja.
Una Europa risueña y falta de guadaña, o eso parece
que disfrutará pasando por los pueblos libres
que se aíslan hoy encadenados a la pared de su fiel hogar.