Todos tenemos un lazo bendito que unió nuestros corazones en la magia de la casa de nuestros abuelos, en donde una puerta puede ser la llave mágica a un mundo maravilloso. Un regalo infinito que el creador hizo para cada uno de los hijos que creó.
Solo era una puerta al final de una calle
Una calle que a nadie más causaba lo mismo que a mí
O quizá lo mismo que a mis primas o hermanas
En piedra, en línea recta, con una casa al final
Una calle angosta
Con amarillas farolas, una a cada lado
Una cada diez o doce metros
El diario recorrer de ella me llevaba
al rincón más placentero que podía obtener en regalo
Con rojas y rosadas malvas espiando mis pasos y los de mis hermanas
Con aquellos blancos tulipanes que sabían nuestros secretos desde hacía más de veinte años
Y, ahí estaba siempre esperándonos
Al término de la calle, la pesada puerta de madera
Esperando cada día por nosotros
La llave mágica que nos llevaba al mundo amado de nuestras vidas
Era la entrada a la casa de mis abuelos
donde cada ser por arte de magia se transformaba
donde la vida se abría a los secretos, las esperanzas y el infinito amor
Aún hoy, a mis cuarenta soles, puedo respirar y oler cada
día y cada fracción de la vida invertida en esa casa
En cada pared, se encuentra un trozo de nuestra infancia
Podemos regresar y volver una y otra vez
A los avatares de la niñez
Al tiempo de amores y desamores
A los planes del futuro que ahora llegó
Ahí donde la comida era un manjar Ahí en donde vuelan en el espacio las risas y las lágrimas El abrazo por aquel novio que algún día
nos dejó flotando en las nubes del amor Las risas por la línea enorme e interminable de
tonterías compartidas durante las comida y cenas Las siempre presentes velas de cumpleaños y
los pasteles consumidos siempre en nombre del amor infinito
Eso son hoy esas amarillas luces que llevaban a la puerta mágica
La puerta frente a la que hoy estoy de pie
La que me abraza en cálido arropo
Hoy que, después de tantos años
Vuelven a tocar las palmas de mis manos
La que hoy me dice que esta casa está vacía
Vacía de la presencia física de mis abuelos
Vacía, mas llena de mis recuerdos
¡Qué hermosos recuerdos, Nora! Me ha gustado mucho lo que has escrito en esta preciosa evocación.
¡Saludos!
Muchas gracias . Por leerme y por escribirme. Que tengas excelente tarde. Un abrazo