Si quisiera encontrar una balanza
en la que todo empezó
puede que fuera
arena en el vientre
de la estación que cambia
todo el temporal.
Llueve en el horizonte
y tengo la puerta abierta
todo se moja del licor
que hace brotar al Dios del sueño
sobre una barra de metralla
impulsada a discreción.
Es inútil esperar cualquier repunte
a la deriva del que dice que sabe
que el invierno se le hace grande
y la primavera se perdió
en el horizonte queda incertidumbre
es solaz la distracción.
Fueron atriles de memoria
las voces de aguas mayores
que me ponen harto
y que insuflan odio al por mayor
y por menores no digamos
fanfarrones hasta luego.
Gustavo García Pradillo