Huye como loba herida
queriendo alejarse del depredador.
Huye de la tiranía,
de lo salvaje de sus pensamientos,
de la furia ciega que el dolor dejó.
Huye ocultándose al mundo
escondiendo la sangre de sus venas abiertas.
Huye de su propia mirada
de las mudas palabras que no pronunció.
Cierra con ira la puerta
del cadalso que habita
y se ahoga en silencio de desesperación.
Ofuscada, en su delirio penetra,
inyecta la sangre de sutil veneno.
Aulla como loba herida
y se lame las carnes que mantiene abiertas.
¿Cuándo despertará su alma?
¿Cuándo renacerá su vida?
¿Cuándo desaparecerán las cicatrices
que ni el tiempo ni el llanto
lograron cerrar?