Intentamos todo para engañar a nuestro corazón.
Insistimos en convencernos que no es amor
Mentimos fingiendo que es sólo calor de cuerpos
Y, comenzamos a desear un amanecer juntos
Anhelamos despedir la luna desde la misma ventana
y poseer el aroma matinal de nuestro amanecer
Seguimos negándolo a nuestros propios sentidos
Mas nos pensamos cada día durante veinticuatro horas
Nos deseamos cada instante y tu fuego se enciende con sólo pensar en mí
Ya conozco tus suspiros cuando te vas
Ya conoces mi insistencia sin palabras para que no partas
Y seguimos negándonos que ésto es amor
No sólo a ojos de otros sino a nosotros mismos
Te mientes gritándote qué no me amas
Me miento diciéndome que no te necesito y gozo mi soledad
Juramos que entre tú y yo no habría mentiras ni velos
y nos negamos día a día la verdad de lo que sentimos
Nos engañamos inventando que no somos la misma historia
Siéntate aquí con el corazón abierto y las manos implorando al firmamento.
Lo justo haré yo recordando la promesa que nos dimos.
Decir sin velos, hablar con la verdad y en la verdad vivir.
Está este espacio vacío reservado para nosotros dos
No está ella y, en fortuna, no está él
No están tus lazos atándote a tu pasado
ni el mundo en el que te posas cuando estás apartado de mí
Nos encontramos de frente tú y yo.
Te resistes a la libertad de amarme
Y te engañas al inventarte que soy cuerpo y nada más.
Tus manos me lo han dicho
tu manía de tocarme,
tus llamadas sin razón,
tus suspiros que delatan
La chispa de amor que estalla cuando estamos juntos
Acéptalo ya.
Hemos perdido la razón
Tú por mí. Y yo por ti