El plan

El tiempo pasa inexorable. Eso es lo que pienso mientras me observo en el espejo. ¿Ése soy yo? Ya casi no me reconozco. Tal vez deba empezar esta historia desde el principio. O tal vez no; tal vez  «In medias res» sería una buen opción. ¿Realmente importa por dónde comience una historia? Oh, sí. Claro que importa. El comienzo de una historia es el principio de una relación, así que es mejor empezar con buen pie. El Mundo está lleno de mucha desesperanza como para iniciar una historia con el pie izquierdo. Siempre hay que tener un plan antes de empezar a hacer algo. Y tengo un plan. No es que sea nada del otro «jueves», pero, es un plan al fin y al cabo. «Ex abrupto». Ya se  lo habrían imaginado, supongo. De repente me ha dado por ahí. Esa es la iniciativa. Después, si hay que cambiar el plan según convenga, pues se cambia. El plan debe ser flexible, tan flexible como para no acabar en un ostracismo forzado por el anquilosamiento de las estructuras del plan. Por supuesto, los planes tienen estructuras. Un plan es un arquetipo. Me miro al espejo y no me reflejo en él. Como en una historia de vampiros. Es metafórico. Creo. Bueno, ya es suficiente. El Mundo es una mierda, y eso sí que se refleja en el espejo. Es lo que veo en él.

Wig

Escritor aficionado.

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