Algunos sueños vuelven con tus pasos
cuando doblar la esquina
es una procesión de noches tibias.
Un tránsito por las plazas del deseo
hacia ese parque de noches en vela
que habita en una ilusión de toboganes.
Sospechas de un «te espero»
para zurcir de nuevo aquellos juegos
anclados al verano.
Las costuras que esos años rasgaron,
miran dentro de mí, pasa un tranvía
cosiendo silencios sobre dos vías,
sin duda, paralelas.
La quietud de tu cuerpo en ese banco
donde decir «amor» no es necesario
enmarca otra esperanza.
Ningún sueño escapa con tu adiós,
aletea un gorrión, y
–aunque no encuentre
semáforos en verde-
por la acera transita
jubiloso el perfil de tu recuerdo.
A mi padre…