¡Como quisiera irme lejos!
¿Te acuerdas cómo te sentías?
Cuando querías irte lejos
¿A un mundo nuevo y limpio?
Hasta el confín del mismo universo, tal vez
Así me siento yo
Por más que intento respirar en calma,
Me sofoca el aire que respiro, tornándose en
pesado y denso
tanto, tanto que siento ahogarme
Quisiera encontrar un lugar lejano, muy lejano
A donde nadie haya llegado antes
Uno limpio de expectativas y recuerdos
En donde todo lo que vea sea nuevo
¡En donde lo único que escuche sean los cantos de Dios!
En donde pueda respirar el aire puro llegando hasta lo más interno de mí
Quisiera oler a hierbas, a eucalipto, a canela y a pino.
Quisiera más que nada estar ahí en donde no hay que pagar por comida ni techo
Ahí en donde la madre eterna regala lo verde y lo colorido para que viva el alma y casi sin dificultad el cuerpo
Cierro los ojos y ahí estoy
Justo en donde nada me recuerda a la gran ciudad
Ni las calles, ni los cables, ni las falsas luces, ni el ruido mundano que casi llega a matarme
Moriría aunque sea un segundo,
por estar tan lejos que sólo pueda encontrarme conmigo misma y con nadie más
Me ataría a la inercia de las nubes cada que me llegara un ápice de su recuerdo
Ahí moriría el mundano y falso canto de la modernidad
Ahí morirían sus besos y el viento arrancaría sus manos de mi piel
¡Ay! Amiga y que gran deseo
De verdad que gran deseo el mío por desaparecer
Dejar de ser el recurso final en sus días o el
alivio para sus agonizantes horas.
Que inmensas ganas de mezclarme y viajar con las hojas doradas que arrastra el viento
Encontrar mi respiración mezclada con el infinito paisaje
Y nunca
Nunca más regresar
A vivir la vana promesa de este falso mundo
¡Nunca, nunca más volver!
Ni siquiera engañada por los temibles recuerdos
12 de abril de 2020