Así estoy hoy.
Navidad, la primera en tantos años lejos de ti.
Y mientras espero la cena de cada año, tomo de nuevo el teléfono perdiendo la cuenta de cuántas veces lo he abierto y cerrado en tan sólo cuarenta minutos.
Como he pasado los últimos días; camino, tomo un libro y no puedo avanzar de las primeras páginas, trato de ocupar mi mente en otra cosa; pero no. Imposible invades mi espacio, llenas mi obsesión con tu mirada y el recuerdo de lo que fuimos en el pasado, de lo que éramos apenas hace casi un mes .
Ahí está la tribulación: De lo que fuimos en el pasado.
– En el pasado, siendo luz y siendo paz, quedamos en el pasado.
-¿Qué tal si estás últimas palabras transforman todo?
Tal vez sean las últimas que necesito decir para que el universo decida si tú y yo somos una historia o somos dos historias separadas en tiempo y espacio. Para ver si somos esa historia perfecta que por un instante fue pero que hoy decides que no puede ser.
Necesito otro café, no he podido darme el valor y llamarte, pero quiero hacerlo. Necesito un baño caliente y un vaso de vino, y tal vez otro café.
Temo tu respuesta, temo que al escribirte o al llamarte seas indiferente y puedas morir en mi interior. A fin de cuentas hoy me queda un halo de esperanza, casi transparente al que logro asirme cada mañana al despertar, mismo que si me rechazas ya no existiría. Y qué será de mí si me otorgas un silencio.
-No. Eso bastaría para clavarme una daga dentro del corazón.
Mientras decido llamar, recuerdo cada momento de aquellos ciento ochenta días en los que viví y recuperé a tu lado los veinte años que tenía perdidos; te tengo de nuevo frente a mí, tu boca me besa con la pasión que de lleno nos consume y tu cuerpo continua siendo complemento perfecto del mío.
Permanezco en una espera eterna, tomar de nuevo el teléfono, abrirlo, cerrarlo e imaginar que suena por ti y sólo por ti.
Amado lejano y cruel.
Te llamaré y no esperes un suplicante te amo y nada más.
Te hablaré claro – Te quiero en mi vida, ayúdame a tenerte en ella con una respuesta clara y sencilla saliendo desde tus entrañas.
Lo siento con certeza, soy y seguiré siendo tu amante pues nunca me olvidarás, mas que mejor que vivirlo de cierto, de nuevo cercanos tú y yo.
Marco, cuelgo y vuelvo a marcar, por fin lo hago te marco y . . .
-¡Eres tú al otro lado!
Yo sólo espero ahora por tu respuesta.
Nora Arrieta

“Me llamo Nora, vivo en la ciudad de León en México y tengo 53 años.
Desde siempre me ha encantado leer y crecí con historias de cuentos y hadas en las que los sueños se hacen realidad.
Me encanta la novela histórica y la poesía.
En mi juventud escribí y publiqué algunas obras y abandoné las letras para retomarlas apenas hace un año, disfrutando muchísimo pintar en pliegos mi vida y las que me puedo robar en mi andar diario.
¡Gracias por leerme y sentir mis palabras en tu ser!.
escribes lindo
¡Muy bonito, Nora!
chica inteligente
tienes tanta imaginacion
Me encanta!