Me amanecieron manos
bajo un cielo que enrojecía al rubor.
Aliento que decoraba cristales.
Llovió durante el incendio
Me florecieron manos
alimentando ríos de savia que fluyó,
coloreando a su paso
rosas en sus mejillas.
Me volaron manos
mariposas aterrizando en todos
los rincones del árbol aletargado,
rodeando ramas,
dibujando tallos
explotando brotes a su paso.
Me sonrieron manos
alejando llantos pasados,
contagiando sonrisas,
al roce de sus yemas.
Me helaron manos
en pleno verano
agitandose tras la ventana,
estremeciendo las calles
apagados instantes.
Me lloraron manos
navegando hacia otro norte,
atracando en puertos
desnudos de barcos.
Me liberaron manos
haciendo de mi su esclavo
girando en un universo imaginario.
Paisaje,
ilusión,
pasión,
¡a cualquier cosa llaman amor!
Y yo sólo veo manos…
Que alcanzan estrellas,
que se pintan con pétalos.
Manos torpes, temblorosas
calientes,
manos que se alejan.
Manos que apagan,
manos que encienden,
manos mojadas,
manos que un día
escribieron “te quieros”
Manos que recuerdan,
manos que olvidan lo recordado.
Manos que tiran a la basura
lo que ya no sirve,
tan usado.
Manos que fueron abrazos,
en brazos
de otras manos.
@carlaestasola
En Madrid, el penúltimo día de 2017. Recordando las manos que me dieron el ser, y todas las que me amaron.
Música de Bill Evans – You Must Believe In Spring(1977)
Imagen: Hands dibujo de Oldřich Kulhánek

Ella
Carla Duque es el pseudónimo de una mujer que no creía en sí misma. Aprendió a integrar en su vida cotidiana todos los grandes adelantos de la tecnología desde hace tanto que no alcanza a recordar, lidiando con todo tipo de engendros con teclados. Sobrevivió al cambio de siglo adaptándose a su entorno, no sin esfuerzo. Fue acusada en juicio sumarísimo de huir de la realidad con este personaje, no sabían sus jueces que nada había más lejos de su realidad que la vida real.
Yo
Soy en la medida en que me dejo llevar por las teclas, procuro con toda la torpeza comprensible en una advenediza, enlazar sílabas, componer palabras que se asocien entre sí expresando todo aquello que mí día a día no me permite expresar.
Desde niña me desahogué ante un folio y traté de asesinar mis recuerdos, más todo acababa siempre en una papelera, una hoguera, o en un cubo de basura, siempre hecho añicos.
Llego al mundo bloguero y monto mi primer blog en el año 2008. Luego, mi inconstancia me llevó al olvido. Volvía en el 2011 con otro, y otro blog… Pero no fue hasta el 2013 cuando surgió “La Mala Rosa”, le siguió “Subversión Labial”. No fue hasta mi colaboración para “El Poder de las Letras” desde hace dos años al que debo mi recién estrenado metodismo. He conseguido a regañadientes sentarme con periodicidad a escribir para mi cita de los viernes con los lectores.
Y hasta aquí puedo escribir, el futuro es incierto, sigo sin creer en mí misma, pero no cejo en el empeño de conseguirlo algún día.
Precioso y emotivo querida amiga!!!
Besos y abrazos todos preciosa.
¡Precioso, cielo! Besazos enormes